jueves, 2 de abril de 2015

Aborto espontáneo

Hay un tema muy temido y experimentada por madres gestantes; un tema que causa mucho dolor, desconsuelo y pesar. Un aborto espontáneo. Cuando es grande la ilusión, la pena y el duelo son proporcionales.
Tal vez lo que más tortura es que no hay una explicación para esa perdida. Se creía, en algún tiempo, que el uso de un progestágeno entre el primer y segundo trimestre podrían ayudar. ¿Por qué? Bueno, la progesterona es esencial para preparar al útero para que se implante el óvulo ya fertilizado. Por esta razón se creyó que la administración de progesterona exógena ayudaría en el problema. Pero no. No hay evidencia de la progesterona en la reducción del aborto espontáneo para las mujeres con amenaza del mismo, constata la OMS.
 En relación al embarazo recurrente, se mostró un efecto positivo en la aplicación del progestágeno, pero se recomienda precaución, pues la muestra fue escasa de estos estudios.
Este organismo incluso expresa que se debe de eliminar el progestágeno de la lista de tratamiento para prevenir el aborto espontáneo, tema sobre el cual se admite que hay todavía muchas fisuras en el conocimiento sobre cómo se puede tratar la amenaza de aborto espontáneo y en especial, el aborto recurrente, y también indica que las mujeres deben recibir asesoramiento adecuado sobre este tema.  
Y más aún, las mujeres que han sufrido por esta pérdida, necesitan terapia psicológica, contención, respeto por su duelo y empatía.
Hay mucha gente, tanto personal médico como familiares o amigos de la pareja que ha perdido un embarazo, que no le dan la importancia y validez que tiene para esa familia. Y más si han sido abortos recurrentes.
Hace falta sensibilidad para tratar y hablar sobre estas penosas experiencias con las madres y padres. Humildemente les decimos que no digamos las típicas frases hechas, huecas, innecesarias como: “Échale ganas; por algo pasan las cosas; es mejor así, tal vez iba a nacer con muchos defectos físicos; Sólo Dios sabe por qué pasan las cosas; Ya, ya, no llores”. No minimizemos el hecho o lo tratemos como si nada hubiera pasado. Es insultante. Porque sí pasó.

Si quieres ayudar, escucha, se oreja, abraza, da contención, acompaña. No juzgues, por favor.
Este tema es parte del curso "Maternidad Consciente" que ofrece CIELET.


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